miércoles, 31 de octubre de 2012

'La Vida de Obediencia a Dios' (Éxodo 4:18-31)



Al parecer, Moisés no esperó la llegada de su hermano, Aarón, sino que se dispuso a obedecer a Dios inmediatamente (v.18).  Moisés no le dijo a su suegro todo lo que iba a hacer.  ¿Por qué no?  Quizá no le habría permitido llevar a su hija (v.20), por los riesgos que correría al confrontar a Faraón.

Una vez que Moisés tomó la decisión de obedecer a Dios, Dios le siguió hablando.  Le dijo una serie de cosas importantes:

-      ‘Los que querían matarte ya han muerto’ (v.19).
-      ‘Lleva tu vara para hacer las señales delante de Faraón también’ (v.21a).
-      ‘Voy a endurecer el corazón de Faraón’ (v.21b).
-      ‘Al final, tendré que matar a su hijo primogénito’ (v.23).

En el camino ocurrió un incidente muy extraño, en el cual Moisés casi muere (v.24-26).  El problema era que uno de sus hijos no había sido circuncidado (v.25).  Moisés tuvo que aprender que el siervo de Dios tiene que vivir en obediencia a la Palabra de Dios; si no lo hace, arriesga su vida y su ministerio. 

Cuando Aarón llegó, todo estaba listo para poner en marcha el plan de salvación (v.27).  Moisés primero le contó a Aarón lo que Dios le había dicho (v.28); luego los dos fueron a los ‘ancianos’ de Israel, y hablaron con ellos (v.29) - aunque en realidad, fue Aarón quien habló e hizo las señales (v.30).  El resultado de todo eso fue FE y ADORACIÓN (v.31).

REFLEXIÓN: Desobedecer a Dios es peligroso; arriesgamos Su ira.  Obedecer a Dios es sabio; traemos bendición a nuestras vidas, y a las de otras personas.

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