sábado, 27 de octubre de 2012

'La Soberanía de Dios en Nuestras Vidas' (Éxodo 2:11-25)



Moisés disfrutó una buena educación en Egipto (ver Hch 7:22).  Sin embargo, a los cuarenta años de edad (Hch 7:23), se identificó más con los judíos que con los egipcios.  Sentía que Dios lo estaba llamando a ser el libertador de Israel (Hch 7:25).  Lamentablemente, cometió dos errores fundamentales: no esperó el momento indicado por Dios, y procuró salvar al pueblo de Israel con sus propias fuerzas (v.11-13).  En vez de ser reconocido como el libertador de Israel, Moisés fue cuestionado (v.14), y tuvo que huir de Egipto (v.15).  Eso muestra el peligro de hacer las cosas según nuestros criterios, y no según la voluntad de Dios.

Al huir de Egipto, Moisés abandonó el proyecto de salvar al pueblo de Israel.  Sin embargo, Dios aún no había terminado con Moisés.   Cuando llegó a la tierra de Madián, se encontró con las hijas de un sacerdote llamado Reuel (también conocido como Jetro, en Éx 18).  Moisés las defendió de la hostilidad de otros pastores (v.17), y así se ganó el afecto de su futuro suegro.  ¡El carácter de ‘libertador’ ya estaba estampado en su alma, por Dios!

Reuel le invitó a quedarse, y le dio una hija como esposa (v.21).  Moisés tuvo un hijo, a quien llamó Gersón.  Ese nombre refleja lo que Moisés pensaba de su vida (v.22).   Aunque estaba en Madián, su corazón seguía en Egipto, con su pueblo.

En Egipto, los hijos de Israel seguían sufriendo, y clamaron a Dios (v.23).  Dios no contestó su clamor inmediatamente, pero no era indiferente a su sufrimiento. Moisés, al narrar la historia, usa cuatro frases que indican el interés que Dios tenía en Su pueblo:

-         subió a Dios el clamor de ellos” (v.23b).
-         oyó Dios el gemido de ellos” (v.24a).
-         miró Dios a los hijos de Israel” (v.25a).
-         los reconoció Dios” (v.25b).

Además, Dios “se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob” (v.24b).  Al decir eso, Moisés no está indicando que Dios se había olvidado de lo que había dicho a los ‘padres’ de la nación.  Más bien, escribe de esta manera sólo para indicar que, al escuchar el clamor de Su pueblo, Dios tomó en cuenta las promesas que había hecho a los patriarcas, y se alistaba para actuar a favor de los hijos de Israel.

REFLEXIÓN: ¿Alguna vez te has adelantado en hacer los planes de Dios, actuando  según tus criterios, y no esperando el momento y la manera de Dios?   Ten en cuenta que si eres hijo o hija de Dios, tus errores no cambiarán los planes que Dios tiene para tu vida.  Espera en Él, y verás como Dios cumplirá Su perfecta voluntad en tu vida (Rom 8:28).   ¡Sólo tienes que confiar en Él, y esperar!

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