Moisés disfrutó una buena educación
en Egipto (ver Hch 7:22). Sin embargo, a
los cuarenta años de edad (Hch 7:23), se identificó más con los judíos que con
los egipcios. Sentía que Dios lo estaba
llamando a ser el libertador de Israel (Hch 7:25). Lamentablemente, cometió dos errores
fundamentales: no esperó el momento indicado por Dios, y procuró salvar al
pueblo de Israel con sus propias fuerzas (v.11-13). En vez de ser reconocido como el libertador
de Israel, Moisés fue cuestionado (v.14), y tuvo que huir de Egipto
(v.15). Eso muestra el peligro de hacer
las cosas según nuestros criterios, y no según la voluntad de Dios.
Al huir de Egipto, Moisés abandonó el
proyecto de salvar al pueblo de Israel.
Sin embargo, Dios aún no había terminado con Moisés. Cuando llegó a la tierra de Madián, se
encontró con las hijas de un sacerdote llamado Reuel (también conocido como
Jetro, en Éx 18). Moisés las defendió de
la hostilidad de otros pastores (v.17), y así se ganó el afecto de su futuro
suegro. ¡El carácter de ‘libertador’ ya estaba
estampado en su alma, por Dios!
Reuel le invitó a quedarse, y le dio
una hija como esposa (v.21). Moisés tuvo
un hijo, a quien llamó Gersón. Ese
nombre refleja lo que Moisés pensaba de su vida (v.22). Aunque estaba en Madián, su corazón seguía
en Egipto, con su pueblo.
En Egipto, los hijos de Israel
seguían sufriendo, y clamaron a Dios (v.23).
Dios no contestó su clamor inmediatamente, pero no era indiferente a su
sufrimiento. Moisés, al narrar la historia, usa cuatro frases que indican el
interés que Dios tenía en Su pueblo:
-
“subió a Dios el
clamor de ellos” (v.23b).
-
“oyó Dios el gemido
de ellos” (v.24a).
-
“miró Dios a los
hijos de Israel” (v.25a).
-
“los reconoció Dios”
(v.25b).
Además, Dios “se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob” (v.24b). Al decir eso, Moisés no está indicando que
Dios se había olvidado de lo que había dicho a los ‘padres’ de la nación. Más bien, escribe de esta manera sólo para
indicar que, al escuchar el clamor de Su pueblo, Dios tomó en cuenta las
promesas que había hecho a los patriarcas, y se alistaba para actuar a favor de
los hijos de Israel.
REFLEXIÓN: ¿Alguna vez te has adelantado en hacer los planes de Dios,
actuando según tus criterios, y no
esperando el momento y la manera de Dios?
Ten en cuenta que si eres hijo o hija de Dios, tus errores no cambiarán
los planes que Dios tiene para tu vida.
Espera en Él, y verás como Dios cumplirá Su perfecta voluntad en tu vida
(Rom 8:28). ¡Sólo tienes que confiar en
Él, y esperar!
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