lunes, 29 de octubre de 2012

'El Poder de Dios Para Salvar' (Éxodo 3:11-22)



Ante el llamado de Dios, Moisés primero expresa su indignidad (v.11).  La pregunta que hace es apropiada, porque en realidad él no tenía la fuerza necesaria para salvar a Israel de Egipto.  Sin embargo, lo importante era que Dios estaría con él (v.12a).   ¡Eso es lo que hace la diferencia en todo llamado al ministerio!

La segunda pregunta que Moisés hace (v.13) señala la importancia de conocer al Dios a quien servimos.  Moisés no parece estar muy claro acerca de la identidad del Dios con quien está hablando.   La revelación del nombre de Dios, en el v.14, es de suma importancia.  Muestra que el Dios de Israel es el Dios eterno – el gran YO SOY; Jehová de los ejércitos (v.15a).  A partir de esta fecha, el nombre, ‘Jehová’, llegó a ser el nombre propio del Dios de Israel (v.15b).

La primera orden que Dios le dio a Moisés fue que él volviera a Egipto, y reúna a los “ancianos de Israel” (v.16) – no para decirles que él los iba a salvar (Hch 7:25), sino para decirles que DIOS les iba a salvar (v.17a).  Este es un asunto muy importante.  Mientras Moisés pensaba que él podía liberar a Israel, no estaba listo para el trabajo.  Fue cuando él pensaba o sentía que NO lo podía hacer, que recién estaba listo para servir a Dios.  ¡Dios no usa a personas que se sienten capaces, sino a personas que se sienten incapaces (Is 6:5; Jer 1:6; Lucas 5:8)!  Así Él recibe toda la gloria.

La tarea por delante era triple:

i.                    Sacar al pueblo de Egipto (v.17a).
ii.                   Llevarlos tres días por el desierto para adorar a Dios (v.18).
iii.                 Luego conducirlos a la tierra de Canaán (v.17b).

Moisés no tenía el poder para hacer esto; requería la “mano fuerte” de Dios (v.19b).  Dios resume lo que Él iba a hacer en dos frases:

-         extenderé mi mano, y heriré a Egipto…” (v.20).
-         daré a este pueblo gracia en los ojos de los egipcios” (v.21-22).

En esta manera, los hijos de Israel no sólo saldrían de Egipto, sino que despojarían a Egipto (v.22b) – a una de las potencias mundiales de ese tiempo.  Eso era algo justo, porque por 400 años, los egipcios habían hecho trabajar a los judíos sin pagarles nada.  Es una gran verdad, que cuando Dios está a favor de Su pueblo, nada es imposible; nada los puede detener.

REFLEXIÓN: ¿Puedes decir que Dios está a favor tuyo?  Eso sólo será cierto si estás viviendo en obediencia a Su Palabra, y cumpliendo Sus propósitos en tu vida.

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