Pablo pasa ahora, de la vida matrimonial (Efe 5:21-33),
a dos esferas más, en las que los creyentes tienen que desarrollar su vida
cristiana: el hogar (v.1-4), y el trabajo (v.5-9). El plan de Dios para la vida familiar es que
los hijos vivan en obediencia a sus padres (v.1). Deben hacerlo "en el Señor" (ver Efe 5:22); es decir, en el nombre del Señor,
y para el Señor (ver Col 3:20). Pablo
añade que los hijos deben obedecer a sus padres, "porque esto es justo" -
es lo correcto. La obediencia de los
hijos se conforma a la 'justicia' de Dios; es lo que Él espera de todo ser
humano.
No es suficiente obedecer; los hijos también deben honrar a sus padres (v.2). Pablo cita el quinto mandamiento (Éx
20:12). 'Honrar' incluye respetar,
cuidar, proteger y proveer para sus padres.
El apóstol nota que este mandamiento va acompañado de una promesa:
"para que te vaya bien, y seas de
larga vida sobre la tierra" (v.3).
Segun este verso, Dios parece estar prometiendo longevidad de vida (en
forma individual) a aquellos hijos que obedecen a sus padres. Sin embargo, en el contexto del Antiguo
Testamento (Éx 20:12, y Deut 5:16), es probable que la promesa de Dios tenga
que ver más con una larga ocupación de la Tierra Prometida, que con una
longevidad personal. En otras palabras,
lo que Dios está diciendo es que si los hijos viven en obediencia a sus padres,
entonces se establecerá una sociedad estable, que se prolongará por muchas
generaciones. Aquellas sociedades que
promueven la desobediencia de los hijos hacia los padres, sufren una
tremenda decadencia social, que socava los fundamentos de la sociedad, y pone
en riesgo su propia existencia.
Por su parte, los padres no deben abusar de su
autoridad paternal. Específicamente, no
deben provocar a ira a sus hijos (v.4a); es decir, no deben indignarlos con su
mal comportamiento, mal uso de autoridad, órdenes injustas, mal trato,
etc. Más bien, deben criarlos "en disciplina y amonestación del Señor"
(v.4b). Deben inculcar una buena
formación en el hogar, sobre la base de sus palabras y hechos. Como padres, deben enseñar bien a sus hijos
(verbalmente), y darles buenos modelos de vida.
Pasando al mundo
laboral (v.5-9), Pablo primero se dirige a los "siervos" (v.5). Es
interesante notar que en cada contexto (matrimonial, hogareño y laboral), Pablo
primero se dirige al 'subordinado' (esposas, hijos, siervos), y luego al que
está en autoridad (esposos, padres, amos).
Los siervos (o en nuestro contexto, los 'empleados' o 'trabajadores')
deben obedecer a sus amos (v.5). Una vez
más, Pablo resalta la importancia de tener una buena actitud; los siervos deben
obedecer a sus amos "como a Cristo"
(v.5d). Además de eso, Pablo señala
otras características de la obediencia de los siervos ('trabajadores')
cristianos. Ellos deben obedecer "con temor y temblor" (v.5b), y
"con sencillez de corazón"
(v.5c); "no sirviendo al ojo"
(v.6a), sino "como siervos de Cristo"
(v.6b), "sirviendo de buena voluntad"
(v.7). Para los esclavos cristianos del
primer siglo, las palabras de Pablo presentan un tremendo desafío. Por eso él los anima, recordándoles que un día
ellos recibirán una gran recompensa del Señor (v.8).
A los amos, Pablo les exhorta a dejar de usar amenazas
contra sus siervos (v.9a). También les
hace recordar que ante los ojos de Dios, no hay 'esclavo y libre'; más bien,
todos son Sus siervos, porque Él es Señor de todos (v.9b).
REFLEXIÓN:
Medita sobre tu vida personal. ¿Cuáles
de estas instrucciones te compete tomar en cuenta? Si estás fallando en alguna de estas dos
áreas, ¿por qué no le pides a Dios la ayuda del Espíritu Santo, para poder
cumplir con las exigencias de la Palabra de Dios, y así agradar más a tu Señor?